El cáncer de riñón se encuentra entre los 10 cánceres más frecuentes tanto en hombres como en mujeres.

Este año se diagnosticará a unas 81 mil personas.

"Descubrí que tenía cáncer de riñón", agrega Brent Hall.

Es una de las grandes banderas rojas cuando se trata de cáncer de riñón.

"Solía tener un rastro de sangre en la orina, en cada examen físico, pero esta vez había más que un rastro", agrego Ralph Auriemma.

Pero una vez que una persona ve sangre en su orina, significa que el cáncer está probablemente más avanzado. ¿La forma más común?

"El carcinoma de células renales es el cáncer de riñón más frecuente", agrega Thomas Hutson, MD

Baylor Scott & White, Charles A. Sammons Cancer Center.

El oncólogo Thomas Hutson de 'Baylor Scott and White' dice que los tratamientos incluyen radiación, quimio.

"El cáncer puede curarse, por lo general, con cirugía, pero una vez que se ha extendido más allá del riñón a otros lugares del cuerpo o ha reaparecido tras los intentos iniciales de curarlo, generalmente se considera que el cáncer no es curable.", añade Hutson.

Es entonces cuando se recurre a la inmunoterapia, que utiliza anticuerpos para activar el sistema inmunitario del organismo y destruir las células cancerosas. Ahora, un nuevo estudio demuestra la eficacia del uso de inmunoterapias combinadas con una nueva generación de terapias orales.

"Por primera vez, hay un pequeño grupo de pacientes que pueden presenciar realmente la desaparición de su cáncer en las radiografías". Considera Hutson.

La fase tres conocidas como EL "Clear Study" demostró que, mediante el uso de una combinación de fármacos, el 95% de los pacientes no vio crecer más el tumor y el 71% experimentó una reducción significativa de su tamaño.

"Cada vez hay más pacientes que viven con su cáncer más tiempo que nunca antes en la historia, y nuestro objetivo es curar a más pacientes, y creo que es una expectativa realista a lo largo del tiempo.", concluye Hutson.

Fumar es el factor principal de riesgo del cáncer de riñón. Otros factores de riesgo son la hipertensión arterial, la obesidad, los antecedentes familiares y la exposición a determinadas sustancias en el lugar de trabajo.