La madre de un niño de Elsa, Texas de 3 años que murió por un disparo autoinfligido habló sobre la pérdida de su hijo en una situación que, según ella, nunca debería haber sucedido.

"Todavía se siente como el sueño del que quiero despertar", dijo Janett Rivera días después de que su hijo de 3 años, Troy Blue Dueñez, se disparara accidentalmente mortalmente después de encontrar un arma cargada y sin asegurar mientras estaba bajo el cuidado de su padre.

Rivera dijo que ella y el padre de Troy, Salvador Domingo Dueñez Jr., ya no estaban juntos y que no había visto a sus hijos durante al menos un mes debido al COVID-19.

"Ojalá esto nunca hubiera sucedido. Ojalá nunca le hubiera dejado ver a mis hijos", dijo Rivera. "Fue como otro día normal, pero recibí la llamada y todo salió mal".

Los registros oficiales mostraron que Salvador le dijo a la policía de Elsa que estaba durmiendo momentos antes de que se disparara el único disparo, y agregó que guardaba su pistola automática de 9 milímetros en una caja de zapatos dentro de  un armario.

El  niño fue trasladado vía aérea al Hospital DHR en Edinburg, pero Rivera dice que el personal le dijo que era demasiado tarde para salvar a su hijo.

"No sé cómo voy a seguir adelante. Va a ser difícil", dijo Rivera. "Muy difícil porque Troy era mi lucecita en el día".

El jefe de policía de Elsa, Robert McGinnis, dice que podrían surgir más cargos en contra de Dueñez Jr.

Pero Rivera dice que para una madre en duelo, un arresto no traerá de regreso a su hijo.

"No creo que nada me dé un cierre", dijo. "Van a hacer lo que le van a hacer a él, ya sabes, pero nunca debería haber sucedido".

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