En temas de salud, en algún momento del embarazo, la mayoría de las mujeres sufren insomnio y una clínica de Cleveland afirma que el 25 por ciento de las mujeres pierde el sueño durante el primer trimestre.

Una nueva investigación demuestra que tratar ese insomnio durante el embarazo podría ayudar a la madre y al bebé más adelante. 

Los cambios hormonales, el crecimiento del bebé y las molestias suelen dificultar el sueño de la embarazada, lo que puede provocar graves complicaciones de salud, entre ellas ansiedad y depresión.

"Estar deprimido durante el embarazo no es saludable ni para la madre ni para el bebé", comentó Jennifer Payne, médico psiquiatra de la Facultad de Medicina de la Universidad de Virginia. 

Los médicos dicen que, para las embarazadas que tienen dificultades para conciliar el sueño, existen tratamientos que no implican tomar un medicamento.

"Muchos tipos diferentes de terapias pueden ser útiles y han demostrado serlo", agregó Payne. 

La Universidad de Columbia británica afirma que la "terapia cognitivo-conductual para el insomnio" es el "patrón oro" del tratamiento. Esta consiste en una serie de sesiones con un profesional de la salud mental para identificar los pensamientos, comportamientos y patrones que afectan al sueño.

Las técnicas terapéuticas incluyen control de estímulos, restricciones del sueño y entrenamiento en relajación. Cuando la terapia se completa durante el embarazo, el estudio canadiense ha descubierto que también reduce significativamente el riesgo de depresión posparto una vez nacido el bebé.

"Si podemos identificar quién está en riesgo antes del periodo posparto, podremos intervenir inmediatamente", indicó Payne.  

La doctora Payne afirma que las mujeres que van a tener gemelos, son menores de 25 años o tienen su primer hijo, pueden correr un mayor riesgo de desarrollar depresión posparto. También dice que el riesgo aumenta en las mujeres mayores de 40 años que tienen gemelos.

Los institutos nacionales de salud afirman que la depresión posparto afecta aproximadamente a una de cada siete mujeres durante el primer año posterior al parto.