La ansiedad, a menudo, no es diagnosticada correctamente, por lo que no es tratada como deber ser. Esto se debe a que muchas personas confunden los síntomas de ansiedad en los adultos mayores con una parte normal del envejecimiento, sin embargo, la ansiedad es una enfermedad tratable y una mejor detección puede ser el primer paso para ayudar a quienes lo necesitan.

"Es difícil ser mayor. Solo cavas más y más hondo", dijo Christy Hart, una paciente de 69 años con cáncer.

De acuerdo al psiquiatra geriátrico, Eric Lenze, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington, la forma más común de ansiedad es la conocida como el "trastorno de ansiedad generalizado" o "TAG" por sus siglas en inglés, y a menudo pasa desapercibida.

"La persona típica con trastorno de ansiedad generalizada pasa unas ocho horas al día preocupándose. Es como un trabajo a tiempo completo dedicado a preocuparse", comentó Lenze.

Además, aumenta el riesgo de sufrir infartos, insuficiencia cardiaca, enfermedades coronarias, enfermedades autoinmunes y demencia.

Lenze agrega que hace falta una evaluación de la ansiedad para los adultos mayores.

"El grupo de trabajo de servicios preventivos de los EE. UU. recomendó una examinación de los trastornos de ansiedad, pero no en personas mayores", añadió Lenze.

Un estudio publicado en "Jama Psychiatry" revela que solo un tercio de los ancianos con ansiedad reciben tratamiento. Por lo que el doctor resalta que los adultos mayores deben ser analizados anualmente por su médico de atención primaria.

Según el especialista, hacer algunas preguntas sencillas como "¿tiene preocupaciones recurrentes difíciles de controlar? ¿Tiene problemas para dormir,   de concentración o de pensamiento?", pueden ser la clave para ayudar a las personas de la tercera edad.

A la paciente Christy le funcionó el medicamento y la terapia cambiaron su vida. "Quiero jugar con los perros. Quiero dar un paseo", agregó.

Si usted necesita hablar con alguien ahora, llame a la línea de ayuda al 988. Los diagnósticos y tratamientos precoces pueden ayudar a mejorar la calidad de vida y reducir el riesgo de complicaciones a largo plazo.