Un diagnóstico la condujo a una investigación que podría ayudar a millones de personas que padecen diabetes tipo uno.

"Me diagnosticaron diabetes de tipo 1 a los 30 años, durante la pandemia", agrega Casey Fiesler.

Casey Fiesler tuvo que aprender a contar el carbohidrato, controlar sus niveles de glucosa y usar con su bomba de insulina varias veces al día.

"Es algo en lo que hay que pensar constantemente", agrega Casey Fiesler.

Casey, como muchos diabéticos de tipo uno, utiliza un páncreas biónico, un pequeño parche que se coloca en la piel, para controlar los niveles de glucosa. Requiere que los usuarios introduzcan manualmente la cantidad de carbohidratos que consumen.

Y luego, un teléfono inteligente avisa a los pacientes cuando los niveles son demasiado altos o demasiado bajos.

"Ahora mismo, los dispositivos controlan el azúcar en sangre y responden administrando más o menos insulina en función de esa cifra", agrega Stephen Voida, PhD, Prof. Assoc, Universidad de Colorado Boulder.

¿Pero y si estas bombas fueran aún más inteligentes? Casey forma parte ahora de un equipo de la Universidad de Colorado Boulder que trabaja en un algoritmo que no se limitará a reaccionar, sino que predecirá con mayor exactitud cómo cambiará el azúcar en sangre.

"Así que, en lugar de fijarnos solo en "¿Cuál es tu nivel de azúcar en sangre?", y "¿Está subiendo o bajando?", nos fijamos en "¿Cuál es tu nivel de azúcar en sangre?", "¿Cuál es tu ubicación?", "¿Qué hay en tu calendario?" "¿Quién más está a tu alrededor?", agrega Stephen Voida, PhD.

Brindandole a los pacientes más libertad para vivir su vida sin pensar constantemente en su diabetes tipo uno.

Una situación que habrá que abordar es la privacidad.

Casey Fiesler estudia los temas de privacidad y ética en torno a las tecnologías digitales y dice que una preocupación será lo que la gente esté dispuesta a compartir a cambio de un dispositivo más inteligente para ayudar a monitorear la diabetes tipo uno.