Para quienes sobreviven a un ictus, la recuperación puede ser larga y dura. Según los especialistas médicos, cada año, casi 800.000 personas sufren un ictus en los Estados Unidos, es decir, uno cada 40 segundos.

Kevin Moss lleva conduciendo, chutando y haciendo acrobacias desde que era pequeño. "Lancé un tiro muy bonito y sentí un dolor que me subió por la parte posterior de la columna hasta el cuello", expresó. 

Kevin sufrió un derrame cerebral, además de volver a aprender a andar. Kevin tuvo que volver a aprender a tragar.

"Comer y beber es algo que todos damos por concedido y que hacemos todos los días", informó Brittany Krekeler, logopeda de la Universidad de Cincinnati. 

La patóloga del habla Brittany Krekeler lidera un ensayo en la Universidad de Cincinnati para ayudar. "Muchos pacientes que se recuperan de un ictus tienen lo que llamamos alteraciones de la fase oral en la deglución y su lengua es débil", dijo. 

Krekeler espera que el tongueómetro, un dispositivo para la resistencia de la lengua en casa, pueda ayudar.

El dispositivo tiene una pera presurizada que se conecta al teléfono inteligente del paciente. Además, proporciona a los pacientes información en tiempo real sobre la fuerza con la que presionan la pera con la lengua.

Además, los pacientes realizan ejercicios tres veces al día durante ocho semanas para aumentar su resistencia.

Krekeler estima que esto es solo una parte del problema.

Junto con la rehabilitación oral y la cirugía, Kevin cree que le ayudó a deshacerse de la sonda de alimentación. "Ahora como de todo", comunicó. 

El Instituto Nacional de Salud ha concedido a Krekeler una subvención de $660.000 mil para empezar un estudio más amplio con el tongueómetro.

Aunque el ensayo se centra en pacientes que han sufrido un ictus, existe la posibilidad de que esta terapia pueda utilizarse en otras personas que tienen problemas para tragar, como los supervivientes de cánceres de cabeza y cuello y de la enfermedad de Parkinson.