Destacan la importancia de la resiliencia en la recuperación de pacientes tras un ictus
Cuando se trata a pacientes cuya vida ha cambiado completamente a raíz de haber sufrido un ictus, existen límites en cuanto a que tanto puede hacer la medicina. Por eso se están utilizando nuevas intervenciones que ayudan a fomentar la resiliencia tras un ictus.
Un derrame cerebral: 800.000 personas sufrirán uno este año en los Estados Unidos y es la principal causa de discapacidad a largo plazo. Además, puede afectar al habla, el movimiento y la memoria.
"Sentí como un latido en la parte posterior de mi cabeza. Fue el peor dolor que he experimentado hasta ahora en mi vida", comentó Quincy Taylor, sobreviviente de accidente cerebrovascular
Ese fue el momento en que la vida de Quincy Taylor cambió para siempre.
Quincy sufrió un derrame cerebral. Como muchos supervivientes, tuvo que pasar meses en rehabilitación para mejorar su equilibrio y coordinación. Pero eso no es todo con lo que luchan los supervivientes.
"La mitad de los supervivientes de un ictus sufrirán depresión en algún momento después del ictus", informó Alexandra Terrill, doctora de salud de la Universidad de Utah.
La depresión tras un ictus puede afectar a la motivación del paciente para la rehabilitación y provocar aislamiento social.
Los estudios muestran que las tasas de hospitalización aumentan y las relaciones pueden resentirse.
La psicóloga clínica Alexandra Terrill dirigió un estudio en el que se utilizó la psicología positiva para ayudar a los supervivientes de ictus y a sus cuidadores.
"La psicología positiva se centra en los puntos fuertes o los recursos que tiene una persona y que pueden aprovecharse", agregó Terrill.
Este programa de ocho semanas ayuda a las parejas a fijar objetivos, aplicar estrategias de comunicación y gratitud, a encontrar el sentido de las cosas y a fomentar las relaciones entre ellas y con sus círculos sociales.
"Vimos un aumento espectacular de la resiliencia de la persona que había sufrido el ictus", indicó Terril.
La resiliencia es la capacidad de una persona para adaptarse y hacer frente a los retos mentales y físicos que surgen tras un ictus, y fomentar la resiliencia es igual de importante para el cuidador.
"Ahora mismo siento que lo estoy haciendo un poco mejor que antes", expresó Quincy Taylor.
El Instituto Nacional de Salud (NIH) informa de que las personas que sufren depresión tras un ictus tienen más probabilidades de depender de cuidadores por el resto de sus vidas y enfrentan un mayor riesgo de sufrir otro derrame cerebral.
El profesor Terrill cree que la psicología positiva puede ser una solución sencilla, rentable y que puede salvar vidas para la depresión posterior a un ictus.
En la actualidad se está realizando en los Estados Unidos un estudio más amplio financiado por NIH.